martes, 27 de febrero de 2018


"Irse de casa" de Carmen Martín Gaite

Usa un tiempo con flash continuos. Dura una semana, la última del mes de agosto . El espacio se desarrolla en Nueva York y una ciudad provinciana de España, a la que vuelve la protagonista para admitir psicológicamente su pasado.
El punto de vista del autor es tercera persona omnisciente, hace uso continuo del estilo indirecto libre, diálogos en estilo directo aún cuando habla un personaje consigo mismo. No solo el autor habla del personaje principal sino también todos los otros personajes que pululan en su vida y hablan de ella aún sin haberla reconocido. Sólo Abel Bores la reconoce.
La estructura es circular, comienzan hablando de ella los hijos, después hablan de ella las antiguas amigas(coro griego), charlatanas del hotel Excélsior que no la reconocen y acaba la novela con las mismas hablando de la zarzuela "Luisa Fernanda" (de Federico Moreno Torroba, 1932) , y de Amparo como la extranjera.
Esperamos una historia al uso tradicional,que no hable de la protagonista desde el primer capítulo pero lo que tenemos es un planteamiento muy original, al estilo de "La Colmena" de Camilo J. Cela o al estilo de un cuadro del Bosco. Estructura moderna, atrevida e innovadora, con la consabida queja del lector, que se tiene que marear la cabeza y ver la conexión con paciencia.
No tiene un argumento claro ni un final sorprendente. Ocurre lo mismo desde el principio hasta el final, es decir, nada. La autora casi se justifica en la página 343, haciendo un alegato sobre el final de los libros "...Siempre te quedas con ganas de saber más de la gente, te enteras de las cosas sólo a medias y raro es el final que no se queda en suspenso....Y que lo digas” Margarita Arce( coro griego)habla de la misteriosa señora que se ha ido sin pena ni gloria.
El final es feliz porque sale de su laberinto personal donde se hallaba perdida y se reencuentra con su vida.Hablando con Abel Bores dice: “ El pasado no tiene que ser un tumor maligno.”Le pregunta por la película de su hijo y le dice que precisamente de alguien que llega a una ciudad y no sabe para qué ha ido. Es difícil de explicar porque tienen que salir otras historias, de la ciudad, claro.
Los personajes son muchos, todos son fundamentales y ninguno principal, todos valen para dar luz al protagonista. El engarce del conjunto es la sabiduría y luz del principal. Es como un tapiz, consta de tantos hilos que no puedo resignarme a seguir uno solo: “Mi enredo proviene de que una historia está hecha de muchas historias y ni todas puedo contarlas.”
El estilo es muy cuidado, muchas metáforas con gran acierto y sensibilidad, una prosa poética de gran belleza.
Una protagonista  tan importante como el resto de los personajes que componen la obra. 
La técnica narrativa era muy distinta a la novela tradicional, rompía moldes. No se ajustaba , lo mismo con la construcción de frases. Maestría en el uso de las metáforas.
Esta obra, de la que muchos pensábamos que no iba a dar para mucho, hemos podido constatar lo contrario pues la reunión de nuestro Club se ha llevado casi hora y media en un rico debate e intercambio de opiniones sobre la misma, por lo que podemos concluir que la satisfacción con esta obra ha sido generalizada.
Este artículo ha sido elaborado, fundamentalmente por nuestra especialista en la materia Victoria Vera y complementada con aportaciones de Pilar Calvino y mías.


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